¿Duermes?
Mmmm… aún no.
Se sentaba a mi lado, me cogía de la mano.
Se tumbaba en mi lecho o susurraba en mi oído.
Alguna que otra vez, vigiló mi sueño y durmiente…jugó conmigo.
Me soplaba en el pelo…
Se metía en mis sueños
Era un revoloteo a mí alrededor sin poder verlo.
Al principio, no me di cuenta de su existencia, ni de que se alojaba en mi casa desde que el viento aprendió mi nombre y sin embargo, fue hace algo más de un año, cuando tuve la certeza de su existencia real.
Un día, mientras practica una autopsia, y anotaba en mi cuaderno los detalles obtenidos en las diferentes disecciones…escribí su nombre, sin razón, y esa breve referencia, sin relevancia para el estudio, fue capaz de cambiar mis conclusiones finales.
Estaba encontrando el camino y me mostró su rostro.
Era ¡¡tan familiar!! Paralizó mi alma y me robó la voz.
Se le veía tan frágil! que sentí miedo de asustarle, extendí mi mano y escapo corriendo.
-Te he asustado?
No respondió.
Había empezado.
martes, 27 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ya no me haces la autopsia como antes.
ResponderEliminaresto se llama: MI-NI-MAL.
ResponderEliminar