jueves, 15 de octubre de 2009

El tiempo es un cabrón


Parece que cumplir años es motivo de alegría. Al menos así demuestran los felicitandos cuando se encargan de llamarte, enviarte mailes, sms, o avionetas con slogan que sobrevuelan la playa. Todos ellos sin excepción están como locos por que cumplas años y te ofrecen todas esas muestras de afecto. Pero el caso es que a mí no me gusta nada cumplir años. Y creo que a casi nadie le gusta, lo que pasa es que disimulan, como yo. ¿Cómo le puede gustar a alguien ser plenamente consciente, una vez al año, de que envejece? Eso es algo que debería pasar sin grandes alaracas, despacio y arruguita a arruguita, flaccidez a flaccidez, no haciendo una fiesta a cada año cumplido, a cada escalón bajado hacia los infiernos de la vejez. Mucha gente ante mi derrotismo ilustrado alega que “es mejor cumplirlos que no cumplirlos, ¿no?” y luego sueltan una sonrisa que indica lo contentos que están consigo mismos y su original sentencia. Es entonces cuando les miro muy seria y digo “Yo preferiría no cumplir más” y pongo cara de que en cuanto me quede sola en casa me sumergiré en una bañera de Revitalift Acción Noche y Actimel y dejaré caer dentro el radiocasete mientras se desgañita Laura Pausini. Los cumpleaños realmente alegres se acabaron a los 18, cuando tenías mucha prisa por ser mayor y una meta simbólica que una vez cruzada te permitiría hacer lo mismo que antes pero de manera legal, y desde luego los cumpleaños tocan fondo al cumplir los 26 y perder el apelativo de “joven” para el abono-transporte. Es entonces cuando la siguiente meta se marca en los 35, porque aún hay bancos, ayudas y demás burocracias que dice que hasta los 35 eres joven. Pero cuando en el telediario llaman “señora” o “mujer” a una de 32, se te cae el alma a los pies, porque según la burocracia tú aun eres “joven” pero según el imaginario colectivo, ya eres una "señora". Lo que más me jode, creo, es llegar a los 35 con la cabeza que tenía a los 23. Oh, sí, el poso de experiencia, oh, claro, los conocimientos adquiridos, ah, claro, si no pasase el tiempo ¿qué sería de la espera eterna por la sexta temporada de Lost?
Sí...el tiempo tiene que pasar...pero yo volvería sin un solo titubeo a la inconsciencia, inexperiencia y sequía de series de los 23 años.
Así que he llegado a la conclusión de que los cumpleaños se felicitan y se celebran para que los amigos y seres queridos se alegren mucho en tu día especial simplemente porque no son ellos los que cumplen, si no tú, pobre pardilla.

7 comentarios:

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  2. Sabes que no. Los regalos son el único consuelo en este día aciago. (Curioso, no se pueden editar los comentarios).

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  3. Mi única preocupación en esta vida es dejar de cumplirlos antes de que termine la última temporada de Lost y de que Martin termine de una puta vez Canción de Hielo y Fuego. Una vez alcanzadas esas dos metas vitales, presiento que cumplir años va a ser una mierda.

    De paso, HOYGAN SOLISITO PRIBILEJIOS DE HAMINISTRADOR HEN HESTA PAJINA PARA ASER HUN PAR DE KOSAS GRASIAS KE DIOSITO LAS VENDIGA

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  4. Yo quiero hacerme viejo para poder vestir fuera de los dictados de la moda.

    ¿Cinta de Laura Pausini? ¿Hay que hacerse daño antes de palmar?

    Un saludo.

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  5. A mí me gusta que sea mi cumpleaños (que no cumplir años). Será al afán de protagonismo, ese que Huevo me destrozó naciendo 5 años y DOS DÍAS antes que yo. Hay que ser cerdo. Aunque tienes razón en lo de la barrera de los 26: no es justo seguir siendo igual de pobre que el día anterior y que todo sea más caro. Mi nueva meta son los 65: menopausia y descuentos...¿qué más se puede pedir?
    No te quejes tanto, que empiezas a parecer una vieja cascarrabias en lugar de la viejecita entrañable que eras antes ;-)

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  6. A mí me encantaría cumplir muchos años para llegar a los 87 como el señor Jonas Mekas. Es decir: pedir vino español en lugar de agua del canal, tener los ojos diminutos pero risueños, un espíritu fluxus que te permita reirte de cualquier cosa y una memoria increíble donde todo esté ordenado, listo para recoger y salir de forma precisa en el momento adecuado. Ejem! Allí me colé y tu cumple me planté. Paseaba por aquí...

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